Al viejo estilo de la
CIA, que según los estudiosos, suministra instrucciones en palabra claves que solo
entienden sus secuaces mediante
declaraciones públicas de sus directivos en todo el mundo, Capriles Radonski en una
alocución pública indica a sus seguidores ejecutar su plan de
violencia, que de paso no es nada nuevo. Es el mismo del 11 de abril de 2002.
Es el mismo plan de hacer creer a sus seguidores que ellos tienen la
razón, es el mismo de convocar una marcha, de los medios de información de la
derecha presentando militares manifestándose en contra de el
gobierno legítimamente electo y constituido y con toda probabilidad
buscando unos muertos (de sus seguidores). Es el mismo esquema y, lo peor, son los mismos
personajes.
No cabe duda que en su
declaración habla por un lado a sus seguidores. Les dice claramente
que toquen sus cacerolas y que lo hagan con arrechera. Pero por el
otro lado, le habla a Leopoldo López, su brazo armado, para que “salgan y le den
ahí” y además que le den ahí con “arrechera”, o sea, sin contemplaciones. Y efectivamente
se ejecuto. Podemos observar en el vídeo como Capriles se queda pegado en la
frase “dele ahí, dele ahí” y no concluye la frase diciendo que
es a la cacerola, porque le habla a Leopoldo. En la reiteración y el lapsus esta la clave. También le dice: "usted le da allí y que se oiga en todo el mundo". Es decir, Leopoldo, dale duro donde sabemos y que el gobierno lo sienta. El propósito: Provocar la reacción de los chavistas, del pueblo chavista para después acusar al gobierno del presidente Maduro de ejecutar la violencia en contra del pueblo "pacifico" de la oposición.
Pero nuevamente se estrellaron
contra la muralla roja, no sin saldo a su favor: 8
compatriotas chavistas muertos, un centenar de heridos y millones de
bolívares en perdidas materiales. Por ahora, uno a cero en este
primer tiempo. Pero quedan otros tiempos. No crea Capriles que ganar
un tiempo es ganar el juego.
Gracias a Dios los
servicios de inteligencia nacional ya le había desactivado y
neutralizado su brazo armado previo a la ejecución de su macabro
plan. Tal vez la cantidad de muertos hubiese sido mayor en una situación de
caos indetenible. Sin embargo, queda manifiesto que aun tienen armas y
además, no tienen el más mínimo resquemor en usarlas en contra el
pueblo y sus instituciones. ¡Vaya hidalguía la de mi pueblo que,
como Cristo, solo puso la otra mejilla! Esa es su grandeza. Cristo
mismo lo dijo: “los que matan a espada, a espada morirán”.
Un seguimiento profundo a
cada una de las palabras de Capriles sin duda alguna proporcionará
muchas pistas que permitan que descifrar sus planes y pensamientos, y todos
aquellos que se expresen en los mismos términos y con el mismo discurso sera no
solo cómplice, sino un confeso.
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